Hoy en día cualquiera puede acercarse a una librería, comprar el libro que le apetezca y disfrutarlo, si quiere, en su casa, en el metro o en un parque; y a nadie le parecerá mal. Esto puede sonar obvio, pero lo cierto es que no siempre ha sido así. Podemos considerarnos afortunados de acceder a la cultura sin que nadie nos ponga límites. Por ello, la entrada de esta semana va destinada a recordar algunos de los lugares en los que los libros han sido, en algún momento de la historia, un motivo de persecución.

Uno de los ejemplos que más han dado que hablar es el de la Alemania nazi y su consiguiente “purga cultural”. A finales de marzo se inició una quema de libros que se prolongó durante más de un mes y no fue la única del régimen. Más de 25.000 libros se perdieron entre las llamas. Otro importante caso, aunque quizá no tan conocido, es el de Chile. Con la dictadura de Pinochet se puso en marcha un proyecto de “reconstrucción cultural” para acabar con las ideas revolucionarias. Numerosas editoriales y sedes de partidos de izquierda fueron allanadas para prender fuego a los libros. Pocos años después tenemos la dictadura de Argentina de 1976. Se quemaron todos los libros que hubieran sido catalogados de subversivos, y muchos autores que no pudieron exiliar fueron encarcelados o ejecutados. La quema más destacable tuvo lugar el 26 de junio de 1980, cuando se lanzaron a las llamas un millón y medio de libros del Centro Editor de América Latina.

Estos son solo algunos de los ejemplos de la historia. Si nos paramos a pensar en la cantidad de libros que se han perdido entre las llamas a lo largo de dictaduras, revoluciones y toda clase de abusos de poder, la cifra aspira a ser abrumadora. El objetivo de esta entrada es recordar que hubo un tiempo en que las personas tenían que esconderse para acceder a la cultura que querían, y que a diferencia de hoy, la plasmación de determinadas ideas suponía un delito. Y lo que es más importante, a día de hoy sigue habiendo lugares con un férreo control sobre este tema. Aunque parezca que nos pilla lejos por fecha o por país, este tipo de prácticas está muy presente.

Fuente: Rebelión

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